No son los políticos gente que suelan ir de frente. Dan las vueltas que se precisen para marear los problemas y dar con la solución mágica para enredar al personal (en general).
Llevamos meses, en Catalunya, hablando y sufriendo los recortes en los servicios públicos más básicos. "El mercado" va proporcionando a nuestros políticos, especialmente a Artur Mas, "el retallador", excusas para seguir poniendo en marcha las políticas neoconservadoras que inició Jordi Pujol (JP) en su largo reinado (pienso que esta gente, CiU, cuando llega al poder lo coloniza y lo hace suyo. Por eso en las elecciones llevaban el logotipo de la risa: se ríen, de nosotros claro). La red y el papel está que hecha humo con este tema, y estamos tan saturados de noticias, propuestas, declaraciones y demás, que corremos el riesgo de quedarnos en la superficie; pero la cuestión es de gran calado.
Es verdad que el gobierno tripartito, supuestamente de izquierdas, también ha hecho méritos para merecer la estima de los mercados, y en su afán de parecer más nazionalista que nadie, no ha dudado en seguir las políticas de JP en sanidad.
Dicho ésto (latiguillo de los tertulianos), me he propuesto hacer un resumen, y he encontrado un análisis de la Coordinadora de Organizaciones por la Sanidad Pública, que me ha parecido un excelente trabajo, y del cual extracto algunos párrafos que me parecen de una actualidad meridiana
"…Con la Ley de Ordenación Sanitaria de Catalunya (LOSC) de 1990, todos los parlamentarios desoyeron la Ley General de Sanidad de 1986, la del catalán Ernest Lluch, y, lejos de acercarse al objetivo de ésta, que los Servicios de Salud integraran en su seno a todos los centros y servicios que dieran un servicio sanitario público, consumó la gestión mixta y dividió la “compra” y la provisión de servicios, dando al SCS sólo el primero de estos papeles y dejando en manos de los proveedores privados la gestión sin ningún riesgo. Primero montaron consorcios y entes municipales mixtos integrados por fundaciones de carácter religioso, mutuas, cajas de ahorros y gobiernos locales en manos de otras fuerzas políticas, que se repartían el pastel de la gestión. Luego vino la fase de las empresas públicas. Nueve, entre 1991 y 1995, a las que se fue transpasando el transporte sanitario urgente, los bancos de sangre, el diagnóstico por la imagen... Y finalmente, la reforma de la LOSC de 1995 que estableció, antes que la 15/97, el ánimo de lucro en la gestión de la sanidad pública.
Fue entonces cuando nacieron las famosas Entidades de Base Asociativa (EBA) para gestionar la Atención Primaria, presentadas como un fenómeno de autogestión cuando en realidad era una parte minoritaria de los médicos la que, con el soporte de la Administración y de los colegios profesionales, creaba una Sociedad Limitada que pasaba a contratar al resto del equipo. De momento sólo gestionan 12 de las 365 áreas básicas. Más un mito... y un peligro que ahora, consolidadas las izquierdas, vuelve a amenazarnos (ver recogida de firmas en contra en www.catacctsiac.cat).
…el «primer hospital que construye el Gobierno catalanista y de izquierdas de la Generalitat», el del Baix Llobregat, fue adjudicado a la alianza empresarial formada por La Caixa, Aigües de Barcelona, ACSA, TEYCO y EMTE según el «modelo inglés», aunque la cantidad de servicios objeto de arrendamiento a 30 años, no alcance los niveles de Madrid..."
La entrada directa del capital privado en la sanidad
"La Ley 15/97 de Nuevas Formas de Gestión, votada en el parlamento estatal por PP, PSOE, PNV, CiU y CC establece que todo hospital, centro socio-sanitario o centro de salud puede ser gestionado por cualquier tipo de entidades existentes en derecho; es decir, permite la entrada masiva de la empresa privada directamente en la gestión y provisión de servicios.
…Por lo demás, Catalunya es de este mundo y sufre los embates generales del neoliberalismo. El copago va en aumento aunque no se atrevan a llamarlo por su nombre: prosiguen los intentos de que quien pague a una mutua deje de cotizar a la Seguridad Social y que ésta se convierta en la beneficencia de los pobres, pagando se sortean listas de espera en entidades concertadas, se hace mobbing al personal que no colabora en los perversos objetivos comerciales de los proveedores, los servicios no paran de empeorar aunque se tapen agujeros para que no lo note la población, en general ignorante de quien gestiona porque se le dice que todo es público y todo ello mientras se multiplican los escándalos, de los que sólo sale a la luz pública la punta del iceberg. No hay aquí espacio para relatarlos, pero descaradamente apuntan a grandes entidades como La Caixa, a entidades constituídas por antiguos cargos del poder político (fenómeno de la puerta giratoria), a grupos empresariales del país, siempre ligados al poder, a los nuevos grupos mixtos nacidos de nuestro “modelo” sanitario…"
El avance de estas políticas en nuestro sistema sanitario tiene un efecto devastador:
"A corto plazo:
La demanda de asistencia aumenta desproporcionadamente (la atención urgente ha aumentado un 12.6% en el periodo 2005- 2008 según memoria del SAS), se incrementa la presión asistencial y los centros se saturan (horas de espera en urgencias, escasos minutos en consulta).
El proceso asistencial se complica y encarece: el uso de técnicas complementarias se va incrementando (supliendo las limitaciones de tiempo) y favoreciendo su uso irracional.
Se pervierten los objetivos del sistema sanitario dentro del modelo empresarial (no es un criterio de calidad la mortalidad de un servicio, pero sí su estancia media hospitalaria).
A medio plazo:
Se desprestigia el sistema público, ante la grave caída de la calidad asistencial.
Se favorece la privatización. Para evitar la conflictividad se utilizan modelos intermedios: externalización de servicios diagnósticos o terapéuticos (la Consejería de Salud andaluza derivó a 17 hospitales no públicos más de 60.000 intervenciones quirúrgicas sólo en 2007); perpetuación de las subcontratas en servicios parasanitarios; creación de hospitales públicos con gestión privada; etc.
A largo plazo:
Auge de las clínicas privadas y entidades aseguradoras (los seguros sanitarios son un prometedor valor del mercado), y avance hacia la consecuente degradación de la asistencia pública (medidas básicas para grupos sociales excluidos).
La sanidad andaluza camina hacia un modelo que ha fracasado estrepitosamente allí donde se ha implantado: menos profesionales, menores recursos, peor atención y peor funcionamiento."
¿Se puede decir más claro?. Pues está ocurriendo y seguirá, porque la escena política es para echarse a temblar desde el punto de vista de los servicios públicos.
El mandado de Boi Ruiz, contable de la sanidad privada, habla por no callar:
Y a veces, saca la navaja:
Como están en campaña, amagan:
La que tampoco tenía dinero para la sanidad pública, tira la piedra:
El que quiere "pillar" (Trías de Bes), calla:
El que se prestó a liarla, carga contra las víctimas:
La tijera empieza a dar sus frutos
Y los que estamos hartos de "ellos", empezamos a indignarnos:
Hay quien ve la punta de lanza:
Habrá tiempo para seguir hablando del tema, si es que antes no privatizan la RED. Por los del régimen de CiU no será, porque si los congelamos y los reanimamos siglos después, seguirán con la misma cantinela: yo lo dije hace tiempo en Twitter: es una cuestión genética.
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